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 "El Hombre Anónimo"

Si en el pasado, el individuo tenía un nombre, un poder jurídico, una historia que lo protegía del olvido; el anónimo, no tiene nada.

 

Por igual, si el pueblo tenía la fuerza colectiva, el anónimo no tiene, ni siquiera, presencia o derechos. Es el olvidado de la historia global.

 

Lo que llamamos hombre anónimo, se ha impuesto en el vacío de todos los espacios fragiles que dejaron los conceptos de pueblo, de individuo; debido a sus mutaciones; permaneciendo invisible en su cáscara conceptual, hasta el momento presente.

 

Es un concepto para designar lo que del pueblo, del individuo, del pobre, quedó invisible; Escondido y perdido. Ahora por el cambio exponencial de la técnica, el hombre mismo está a punto de volverse robótico. Es el efecto del tercer totalitarismo (según la formulación de Antoine de Saint Exupéry, en su última carta al general X), en la cual se evidencia un bienestar material, que nos convierte en esclavos modernos de una globalización que trasciende el individuo, porque no tiene dimensión democrática. La transhumanidad, es entonces, el ultimo peligro, el más importante, el cual se alimenta de los logros de aquella técnica y de las aplicaciones científicas en todos los dominios que tocan a nuestra humanidad. En realidad lo que hemos olvidado, es que había siempre un hombre anónimo; en nuestro contexto humano.

 

Pero, si lo olvidamos, perderemos nuestra humildad y nuestro poder; y se desvanecerá nuestra interioridad. Este momento crucial es la ocasión en la que el hombre anónimo prepara una epifanía heroica en el pensamiento, en el arte. Este heroísmo convierte al pobre en el actor de su destino, de modo que; entre su doble robótico exterior y su hombre interior anónimo; es posible que el mundo redescubra los valores del humanismo esencial

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